martes, 21 de mayo de 2013

TEMA – ANTECEDENTES - PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA - DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA - LA PREGUNTA DE LA INVESTIGACIÓN



TEMA

La Depresión infantil en la Unidad Residencial Mirador de San Diego en Medellin

ANTECEDENTES

Esta investigación es nueva en esta unidad residencial, se ha tratado en forma general en los colegios de los niños con los padres de familia pero nunca se ha profundizado, se toca a términos generales en las reuniones de padres de familia pero sin llegar a ningún resultado o a una verdadera investigación.
Aquí en esta unidad no se han dictado nunca talleres ni se habla de este tema, muchos padres viven en la ignorancia sobre la depresión infantil y pasan por alto síntomas que si se pueden identificar a tiempo pueden salvar vidas.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Para los padres, es muy normal que sus hijos se aburran de vez en cuando y piensan que se les pasara pues son niños y en su cabeza el problema más grande que tienen es con que van a jugar el día de hoy o que tarea del colegio realizarán primero, para los padres no existe la depresión infantil pues ellos no la vivieron ni sus padres y es una clara “falta de oficio” pensar en esto.
En nuestra época actual han pasado cosas diferentes con nuestros niños, la presión que ejerce la sociedad y el ámbito estudiantil en ellos es abrumadora, no es lo mismo estudiar ahora que estudiar hace 30 años, ahora están siendo educados para ser líderes de sociedades y están en la guerra del mejor, con la presión que ejercen los padres de no perder materias, de ser un buen estudiante y de jugar solo en el tiempo que les quede libres, hacen que nuestros niños de ahora sean adultos en miniatura que no pueden ser niños y jugar y ser simplemente felices.
Los padres ahora solo buscan la perfección, el que se puedan valer por sí solos en una sociedad que cada día es más competitiva y mecánica, para esto los hacen estudiar y saber cada día más y aprender a resolver problemas que no están de acuerdo con su edad ni física ni mental. Caen en el error de pensar que en los libros o en los videos están las respuestas cuando las respuestas están en los juegos, en los abrazos y en el cariño que a tierna edad necesitan para que les genere la seguridad que un adulto necesita para ser exitoso.


DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA

Esta investigación la estoy realizando para poder determinar en qué grado de conocimiento sobre el tema se encuentran los padres de familia y los niños de la Unidad donde vivo, seleccione esta unidad pues soy madre y este es el ambiente donde mi hijo se mueve y como madre quiero saber cómo está rodeado mi pequeño y también quiero crear conciencia a todas las madres que están aquí sobre el problema de la depresión infantil, como manejarlo, sus síntomas y sobretodo que este no es un capricho de una mente desocupada y sin que hacer, que no se resuelve ocupando todo el tiempo a nuestros hijos, que se resuelve con adecuadas técnicas y ejercicios, y sobre todo con el acompañamiento de los padres.

LA PREGUNTA DE LA INVESTIGACIÓN

¿Los padres de la unidad Mirador de San Diego en Medellin saben que la depresión infantil existe y como tratarla?

LA JUSTIFICACIÓN



El tema de la depresión infantil es algo que esta apenas saliendo a la luz en estos últimos años, para los adultos el ser niño es sinónimo de ser feliz, no importaba las condiciones de vivienda, amor, comida si eres niño por naturaleza eres feliz, solamente hace algunos años han salido a la luz estudios donde se demuestra la carga tan grande que los niños pueden tener, y que se podría asemejar a la que un adulto con una familia por la cual responder tiene encima.
Los padres se desentienden de sus hijos cuando están en la etapa del colegio y se lo entregan a la institución, dejando en sus manos la responsabilidad de su crianza, ellos velan por su educación y es su responsabilidad que los niños estén bien mientras se encuentren allí, lo que los padres no tienen en cuenta es que en estas instituciones esta la guerra del poder, del mejor y del más grande que hace que los menos fuertes o más vulnerables por alguna razón que puede ser tanto superficial o de fondo sean más dados a sufrir de depresión infantil por los abusos que tienen en las instituciones, o el abandono de sus padres cuando están en casa, el poco amor el poco afecto, los pocos espacios de juego donde se les permita ser niños hacen que casos de depresión infantil sean cada día más y más graves sus consecuencias por no ser identificados a tiempo.
En esta investigación pretendo dar a conocer los síntomas de depresión infantil que deben ser identificados y atacado a tiempo para no tener consecuencias a veces fatales en nuestros niños.
Este es un problema real y detectado pero poco trabajado con los padres de familia, en los colegios de los niños se trabaja con la psicóloga cuando un niño presenta alarmas pero pocas veces se profundiza a trabajarlo con los padres también.
La investigación es realizable en la unidad pues es una unidad donde hay tanto adultos como niños, padres de familia, abuelos es una población mixta que me puede dar muchas nociones sobre el conocimiento que se tiene sobre este tema, la investigación está enfocada a los padres y en ellos me centrare pues son los responsables de detectar síntomas y anomalías conductuales en sus hijos.

OBJETIVOS


OBJETIVO GENERAL

Informar sobre la depresión infantil a  los padres de la Unidad residencial Mirador de San Diego en Medellín sus causas y efectos.


OBJETIVOS ESPECÍFICOS
·         Síntomas que pueden alertar a los padres sobre la depresión infantil
·         Formas de prevenir la depresión infantil
·         Formas de tratar la depresión infantil

MARCO TEÓRICO


La depresión infantil (DI) es un desorden caracterizado por una alteración en el estado de ánimo, acompañada de cambios en el comportamiento a nivel escolar, familiar y social. El estado depresivo persiste e interfiere con las capacidades y acciones de la persona, esta alteración se presenta de diversas formas con grados y duración variable. Estos grados son: leve, moderado y severo. Los síntomas varían según la etapa de desarrollo en la que se encuentra el menor. La DI ha sido asociada a diversos factores precipitantes como los genéticos y psicosociales. La evaluación de la DI se realiza con una entrevista a los padres, para posteriormente intervenir de manera grupal y/o individual, completándola con la aplicación de pruebas necesarias. El tratamiento es individualizado y se adapta a cada paso en particular y a la fase de desarrollo del niño. Las técnicas que se emplean son: terapia psicológica, tratamiento farmacológico y el tratamiento combinado. La prevalencia de la DI en México es del 34% de la población menor a 15 años. En una evaluación que se realizó en el Hospital del Niño DIF en el año 2005, el 15% de la población total que asistió por primera vez al departamento de psicología se diagnosticó con DI, de los cuales, la mayor incidencia se presenta en el género masculino y la edad entre los 6 a 10 años, predominando el episodio depresivo leve.
(Rodríguez Ávila Jimena; Dr. Ortiz Ramírez, Mario I.)

 ERRORES Y MITOS EN TORNO A LA DEPRESIÓN INFANTIL

1.- Los niños no se deprimen.
2.- La depresión infantil es una etapa del desarrollo humano normal.
3.- La depresión infantil es una enfermedad poco frecuente.
4.- La depresión infantil se presenta con una sintomatología ―enmascarada.
5.- La depresión infantil no existe antes de una edad determinada.
6.- La depresión infantil es una enfermedad transitoria.

Las actitudes sobre la presencia de los trastornos del humor en la edad infanto-juvenil han ido evolucionando en el pensamiento psiquiátrico desde la negación de su existencia antes de la adolescencia tardía, hasta su reconocimiento como entidad propia, incluso en edades tempranas.
Aunque la depresión mayor es relativamente frecuente y se asocia a una morbilidad significativa y a una mortalidad potencial, se infra diagnostica con frecuencia en niños y adolescentes. Aproximadamente dos tercios de los adolescentes con depresión clínica no están reconocidos ni tratados.
Se acepta que la depresión mayor es un trastorno que se desarrolla en la infancia y la adolescencia con perfiles sintomáticos similares a la edad adulta, aunque puedan existir con mayor frecuencia variaciones en la expresión de los síntomas, tipo de alteraciones de la conducta, molestias somáticas o hiperactividad, según el momento del desarrollo emocional y cognitivo. Los dos síntomas básicos de las depresiones en la edad adulta (bajo estado de ánimo, y anhedonia o dificultad para disfrutar) no siempre son los dos más importantes en la infancia.
En la actualidad, los criterios DSM-IV-TR utilizados en el niño y el adolescente para el diagnóstico de un episodio depresivo mayor son similares a los del adulto, salvo dos anotaciones. En primer lugar, el estado de ánimo en niños y adolescentes puede ser irritable como un equivalente al ánimo deprimido, y en segundo lugar, más que valorar pérdida de peso o aumento de peso (propio del adulto), se valorará el fracaso en lograr los aumentos de peso esperables.

Hablamos de un episodio depresivo mayor cuando por un período de al menos dos semanas hay cambios significativos del humor, o pérdida de interés o placer (anhedonia), suponiendo un cambio apreciable del funcionamiento previo del individuo. El estado de ánimo deprimido debe estar acompañado de un malestar o deterioro significativo, y no ser el resultado de cualquier condición pediátrica o de los efectos de una medicación o droga.
                                                                                                                                               (Cristina Fernández Siendones)
DEPRESIÓN Y ESCOLARIDAD
Desde que se han iniciado los estudios en torno a la depresión infantil, el fracaso y/o el rendimiento escolar han sido variables frecuentemente relacionadas con dicho trastorno (Kaslow et al., 1984; Blechman et al., 1986; Feshbach y Feshbach, 1987; Nissen, 1989; Doménech y Polaino-Lorente, 1990; Shafii and Shafii, 1995; etc.). Desde los distintos enfoques conceptuales se contempla el rendimiento académico como un elemento constante en el cuadro depresivo infantil: todas las categorías diagnósticas y los instrumentos de evaluación que se conocen lo incluyen como una dimensión constante a tener en cuenta en el diagnóstico; al amparo de la concepción de la depresión infantil «enmascarada», se consideraba al fracaso escolar como el síntoma más representativo tras el cual el niño/a ocultaba su depresión (Toolan, 1962; Glaser, 1967; Cytryn y McKnew, 1974; Tisher, 1987); desde concepciones más cognitivas se alude a problemas de concentración y enlentecimiento del pensamiento como síntomas relacionados a la aparición del síndrome.
Por otro lado, en casi todas las investigaciones que se ha tratado de estudiar la relación entre síntomas depresivos y rendimiento académico se han encontrado relaciones significativas entre ambas variables (Nissen, 1989; Frias et al., 1990; Polaino-Lorente y García Villamisar, 1993).
Estas alusiones, sin embargo, resultan aún muy débiles por la escasez de estudios específicos realizados en torno al esclarecimiento del binomio rendimiento escolar síndrome depresivo, y por la diversidad de argumentos respecto a si el fracaso o bajo rendimiento escolar constituye el origen de la depresión, o si, por el contrario, es una consecuencia o manifestación de ésta. Lo más frecuente es contemplar el bajo rendimiento académico como parte del cuadro sintomatológico depresivo infantil. Pero, la experiencia clínica nos ha permitido comprobar que niños/as remitidos a consulta acuñados con fracaso escolar eran posteriormente diagnosticados como depresivos.
De hecho, la mayoría de las investigaciones han encontrado un mayor porcentaje de síntomas depresivos entre el alumnado que suspende (Cfr. Stevenson y Romney, 1994). Nissen (1989), además, ha observado que, tanto en los niños/as como en los adolescentes depresivos que constituyeron su muestra, la sintomatología depresiva disminuía de manera temporal durante las vacaciones escolares, por lo que se cree que, además de ser la depresión causa de fracasos escolares en la infancia, los niños y niñas con fracaso escolar son más propensos a padecer depresión (Chen et al., 1995). Esta relación, aunque está avalada muy débilmente a nivel científico, se percibe con cierta normalidad al ser la escuela el lugar donde transcurre gran parte de la vida en la infancia. Es por ello por lo que encontramos, frecuentemente, demandas de Depresión infantil y rendimiento académico: un estudio comparativo entre casos y controles 91 estudios más exhaustivos al respecto, como Párraga (1990:219) que señala que «resulta urgente esclarecer las posibles relaciones entre la depresión y el ámbito escolar, puesto que aquélla puede afectar de forma importante a factores asociados al aprendizaje, como el rendimiento escolar, el comportamiento en el aula, la interacción con otros compañeros y con el profesorado, etc.».
Psicosocialmente, la escuela y los estudios son factores frecuentemente estresantes para la vida del niño/a, tanto por las expectativas sociales y familiares que se forjan en torno a las notas sobre el rendimiento, como por las excesivas demandas escolares.
Las notas escolares son el elemento por el que el niño/a es más valorado: es estimado socialmente, admirado por sus compañeros/as y premiado por el profesorado y la familia. Al contrario, el alumnado que suspende es rechazado, ridiculizado y muchas veces castigado. Estas circunstancias otorgan al niño/a una excesiva responsabilidad, acompañada generalmente de estados estresantes, posibles generadores de depresión.
En el ámbito escolar, el niño/a que fracasa reiteradamente se auto margina, descendiendo con ello su autoestima y el nivel de sus aspiraciones, evita reunirse con chicos/as que tienen mejores calificaciones, inhibiendo con ello su comportamiento social, etc. Todo ello supone un debilitamiento en su motivación y un fuerte desvalimiento frente a las situaciones. En consecuencia, lo que inicialmente es un fracaso ocasional, transitorio, puede mutarse en un hábito comportamental, que moldea y configura la aparición de un estilo cognitivo depresógeno. Los resultados de las investigaciones hechas avalan dicha hipótesis. Por ejemplo, en un estudio realizado por Bauersfeld (1972) con una muestra de niños y niñas con fracaso escolar se encontró que el 13% padecía depresión, tasa que se eleva al 58% en el estudio de Weinberg et al.
(1973) con niños y niñas que presentaban trastornos de aprendizaje y, al 62% en el de Brumback et al. (1980). En España, Doménech y Polaino-Lorente (1990) encuentran una mayor incidencia de depresión en los repetidores de curso (6’4%) que en los no repetidores (2’7%).
En torno al ámbito familiar, al ser las notas escolares la causa por la que los niños/as son más premiados/regañados, un descenso de éstas suele engendrar en ellos miedo a ser rechazados afectivamente por sus padres y a perder la aceptación y admiración que de ellos esperan y necesitan. Esta situación por si sola es ya suficientemente agobiante, pero además, suele suceder, que los que suspenden asocian cualquier problema familiar, como discusiones o separaciones, a su «mala» conducta y/o a sus malas notas, apareciendo entonces depresión por culpa. Por ello un niño/a que fracasa en las tareas escolares se sentirá responsable de las disputas familiares y de todo lo negativo que a su alrededor sucede.
Por otro lado, es frecuente encontrar en los programas escolares una inadaptación entre objetivos de instrucción y capacidades individuales, sobre todo cuando esos programas son aplicados a alumnos/as que no reúnen el perfil del alumno medio.
Estas situaciones están más que identificadas por los expertos escolares como fuentes generadoras de fracasos, los que a su vez generan retraimiento, baja autoestima, desesperanza, convirtiendo poco a poco a los niños/as que las padecen en infelices y muchas veces, deprimidos.
Estas situaciones son explicadas por Petti (1993) desde la óptica del modelo de «indefensión aprendida». Desde este modelo, los niños/as con incapacidades para el aprendizaje escolar no suelen obtener reforzamientos positivos, con lo que, «ante esa incapacidad e indefensión se convierten en particularmente vulnerables a la depresión » (Petti, 1993: 278). Por ello, Rourke (1988; Cfr. Frias et al., 1990) señala que, a pesar de que algunos niños y niñas con tales dificultades escolares manifiestan estabilidad emocional, existe la probabilidad de presentar un trastorno emocional con el paso del tiempo. Ante ello, nos surge el planteamiento de que, aunque los cuadros depresivos van modulando frecuentes historias de fracaso escolar, es posible que reiterados fracasos escolares vayan configurando a su vez cuadros depresivos en la infancia.
Concluimos, pues, que, independientemente de que los estados depresivos afecten al rendimiento académico, junto a las bajas notas y los reiterados fracasos escolares, con toda probabilidad, se van elaborando síndromes depresivos en los niños/as. En consecuencia lo que inicialmente puede ser un fracaso ocasional, puede convertirse en un hábito comportamental que le predisponga a la aparición de un estilo cognitivo depresógeno (Polaino-Lorente, 1988).
(Lidia Cabrera Pérez y Ana Beatriz Jiménez Llanos)




ES MUY IMPORTANTE TENER CLAROS Y SABER DIFERENCIAR LOS SIGUIENTES TÉRMINOS:

1.- Síntomas depresivos: son sentimientos normales (Ej.: humor triste, sentirse desgraciado o infeliz…). Cuando hay muchos, aumenta la probabilidad de padecer una depresión. Los cuestionarios de Evaluación Conductual los miden (Ej.: CDI de Kovachs, 1977).

2.- Síndrome depresivo: presentación simultánea de síntomas depresivos cual asociación no es debida al azar. Además del humor disfórico, hay alteraciones en las áreas cognitiva, somática, psicomotora y motivacional. Puede ser primario o secundario a otra patología.

3.- Trastorno depresivo: tiene que reunir conjuntamente características clínicas del síndrome depresivo, la persistencia del síndrome depresivo durante un tiempo mínimo, y la provocación de algún grado de incapacidad funcional en la persona que lo padece.

Al menos uno de los siguientes 3 estados de ánimo, que representan un cambio respecto a la actividad previa, con significativa interferencia en la vida de la persona (provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo):

1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día,
Casi cada día según lo indica el propio sujeto (p. Ej., se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros (p. Ej., llanto), al menos durante 2 semanas.

2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan los demás), al menos durante 2 semanas.
3. Hasta la edad de 18 años, estado de ánimo irritable la mayor parte del día, casi cada día, al menos durante 2 semanas.

Al menos 5 de los siguientes síntomas han estado presentes durante las mismas 2 semanas del periodo depresivo:

1. Estado de ánimo depresivo. En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable.

2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del.

3. Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (p. Ej., un cambio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día. En niños hay que valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso esperables.

4. Insomnio o hipersomnia casi cada día.

5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido).

6. Fatiga o pérdida de energía casi cada día.

7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada día (no los simples autor reproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo).

8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena).

9. Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.

A lo largo de la historia diferentes modelos han tratado de dar explicación a la depresión infantil. Podemos agruparlos en dos grandes bloques:

1. Modelo Biológico.
2. Modelo Psicológico.

BASES BIOLÓGICAS: dan como explicación 3 posibles motivos:
* Por una disminución de la actividad de la serotonina (neurotransmisor cerebral).

* Por una disfunción del sistema neuroendocrino (aumentan los niveles de cortisol y disminuye la hormona de crecimiento).

*Por efecto de la herencia (caso de padres depresivos).

BASES PSICOLÓGICAS: que se pueden distinguir tres corrientes:
1. Psicoanálisis: cree que la depresión se produce por la pérdida de un objeto (Spiz). El objeto puede ser la autoestima (del yo-según Freud), o la muerte de un ser querido.

2. Conductual: cree que la depresión infantil se produce por falta de reforzamientos: a través de la ausencia de refuerzos (Lazarus), deficiencia de habilidades sociales (Lewinsohn, 1974) y acontecimientos negativos ocurridos en la vida del niño.

3. Cognitiva: la existencia de juicios negativos, errores y distorsiones cognitivas de sí mismo, de el mundo que lo envuelve y del futuro (Beck), experiencias de fracasos, modelos depresivos (Bandura), indefensión aprendida (Seligman), ausencia de control (Rehm, 1977), atribuciones negativas.

En la actualidad más bien se admite una compleja interacción de distintos factores tanto de carácter biológico como social que sirven de base a la aparición de las distintas conductas normales y patológicas. Es necesario que se dé una cierta vulnerabilidad personal, familiar y ambiental que combinadas dan lugar a la aparición de una conducta desajustada.
En el caso de la depresión infantil, los elementos que suponen una vulnerabilidad son de naturaleza biológica, personal, social y demográfica (Del Barrio, 1997).

SINTOMATOLOGÍA

La enfermedad depresiva es total, es decir, es una patología global ya que afecta conjuntamente a las siguientes áreas:

1.- Trastornos o alteraciones afectivas (emocionales y del humor).
2.- Trastornos o alteraciones cognitivas.
3.- Trastornos o alteraciones psicomotrices o de la actividad.
4.- Trastornos o alteraciones somáticas.
5.- Trastornos o alteraciones sociales (de tipo relacional con otros).

Los síntomas no son debidos a ideas delirantes o alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo.
D. Nunca ha habido un episodio maníaco, un episodio mixto o un episodio hipomaníaco.

Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. Ej., una droga, un medicamento, alcohol) o una enfermedad médica (p. Ej., hipotiroidismo).

Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (p. Ej., después de la pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante más de 2 meses o se caracterizan por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación suicida, síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor.

La intensidad del cuadro depresivo se valora según los criterios de leve, moderada, severa, y con o sin síntomas psicóticos.

Otro problema identificado es ―la incapacidad de crear y mantener relaciones satisfactorias con los compañeros y profesores‖, que es un síntoma habitual en los trastornos del estado de ánimo de los niños y adolescentes. Otros cambios negativos en los niños y adolescentes que suscitan la preocupación de sus cuidadores y plantean el interrogante de la existencia de una posible alteración del estado de ánimo son: el retraimiento ante las actividades sociales y extraescolares, la aparición de problemas de comportamiento en ausencia de una historia previa, problemas somáticos repetidos sin explicación aparente, la percepción de otras personas (profesores, padres, compañeros) de que el niño se siente desgraciado o parece triste y un deterioro inexplicable del rendimiento escolar o en la adaptación (Ej.: cambios en la motivación).

TRATAMIENTO

Es escasa la evidencia del tratamiento en niños y adolescentes, la mayoría de ellos se basan en los resultados de la experiencia clínica o en extrapolaciones de estudios más rigurosos de adultos. En niños los existentes son abiertos o sin casos control, con número reducido de pacientes y no duran el tiempo necesario.
Son necesarias intervenciones de 3 tipos: farmacológicas, psicológicas y socio-familiares. La psicoterapia sería de primera elección en depresión leve-moderada y de tipo cognitivo-conductual. La farmacoterapia sería de primera elección en depresión moderada-severa, depresión psicótica o cuando no hay respuesta a la psicoterapia en depresión leve-moderada. Lo ideal y el más eficaz sería el tratamiento combinado (Ellis, 2004), dado el contexto psico-social de la depresión, ya que los problemas ambientales y sociales asociados permanecen cuando el trastorno del humor se ha estabilizado con los antidepresivos: se incrementa el bienestar y la autoestima, las estrategias adaptativas y se mejoran las relaciones familiares y entre iguales.

FARMACOTERAPIA: hay escasos estudios y con problemas metodológicos sobre fármacos en niños y los que se centran en el trastorno depresivo y en antidepresivos tricíclicos. Existen pocos con ISRS y otros antidepresivos. La mayoría de los estudios sobre los antidepresivos tricíclicos no han encontrado que sean más efectivos que el placebo en niños y adolescentes. Además, por sus posibles efectos secundarios (boca seca, sedantes, hipotensivos, alteran la función cardiaca) no se consideran como primera línea de tratamiento farmacológico. La Imipramina (Tofranil) es el más conocido: bloquea la reabsorción de la serotonina y norepinefrina.
Según las investigaciones y revisiones actuales los fármacos de primera línea son los ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recapatación de Serotonina), debido a su eficacia en el trastorno depresivo, sus pocos efectos secundarios, fácil administración y baja letalidad si se ingieren con fines autolíticos (Ej. Prozac –Fluoxetina-). El Citalopram, la Fluoxetina y la Sertralina han sido los únicos fármacos que han demostrado su eficacia respecto el placebo en estudios controlados y de doble ciego. Otros antidepresivos no han demostrado su superioridad respecto al placebo en estudios controlados, aunque también
Se utilizan: Paroxetina, Escitalopram, Venlafaxina, Nefazodona, Mirtazapina, Bupropiono, antidepresivos tricíclicos y los IMAO.
(Tomas J.)

METODOLOGÍA


ENFOQUE
El enfoque de esta investigación es un enfoque cualitativo, ya que su base son las personas y lo que estas aporten a la investigación, es más abierta y sensible al sujeto.

ALCANCE
Descriptivo, ya que se enfocar a en las personas, características y descripciones del tema que estas puedan brindar a la investigación.

CATEGORÍAS:
Grado de conocimiento sobre la depresión infantil
Reconocimiento de Síntomas de la depresión infantil
Espacio para los hijos en el hogar
Espacio para los hijos en el colegio
Sensibilización sobre la depresión infantil
Prevención y tratamiento para la depresión infantil

DISEÑO
El diseño de esta investigación está basado en la teoría fundada.

POBLACIÓN
La población que estudiara esta investigación son los habitantes de la unidad residencial Mirador De San Diego en Medellin.

MUESTRA
La muestra para esta investigación serán 30 personas de las cuales 20 son padres de niños menores de 10 años, se tomaran tanto madres como padres para analizar el nivel de conocimiento ante la depresión infantil.
Usare un muestreo no probabilístico, con un muestreo propositivo.

TÉCNICAS E INSTRUMENTOS

Entrevistas y cuestionarios.
Se realizaran entrevistas a padres de familia, y expertos en el tema de Psicología infantil.
Se realizara un cuestionario para los padres de familia que pretende medir con preguntas básicas que tanto saben sobre la depresión infantil.


Modelo de entrevista para los padres:




Modelo de entrevista para la Psicóloga infantil:







PROPUESTA DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN Y CRONOGRAMA


Se entregaran los cuestionarios a las personas tomadas para la muestra, se hará la recolección de los datos y la tabulación de los mismos para obtener los resultados en porcentaje de conocimientos sobre el tema tratado.

CRONOGRAMA

El tiempo de duración para esta investigación es de dos semanas.

APLICACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS Y PRESENTACIÓN DE LOS RESULTADOS


ENTREVISTA A LA PSICÓLOGA INFANTIL MARTHA CASTILLO

¿Realmente si existe la depresión infantil?
Sí existe y debe ser tratada como casos individuales pues factores o situaciones que afectan a un niño pueden ser asimilados de forma adecuada por otros.

¿Porque se puede dar en un niño la depresión infantil?
Puede presentarse por descompensaciones orgánicas (neurotransmisores), o por diferentes factores externos que se desprenden de las dificultades de manejo de los padres, relaciones con los hermanos y un poco más adelante en la época escolar.

¿En qué etapa es más frecuente la depresión infantil en un niño/a?
Cuando se presentan para los niños cambios abruptos en sus  hábitos, relaciones con el adulto, etapas en su desarrollo que no son manejadas por éste, ni explicadas al pequeño adecuadamente, éste al no traducirlas se descompensa emocionalmente y puede presentar estos períodos críticos que de no ser atendidos a tiempo desembocan en depresiones o problemáticas mayores; un alejamiento de la madre sin tener presente otra figura representativa para el niño, el cambio de vivienda, la separación de los padres el ingreso a sus primeros años escolares y la convivencia en dichos jardines puede acarrearle grandes presiones.  

¿Cómo los pares pueden evitar la depresión infantil en sus hijos?
Con el acompañamiento y la presencia permanente de éstos, estando al tanto de los cambios de conducta del pequeño, vigilantes ante cada una de sus manifestaciones para ser atendida y manejada correctamente. Es importante que los padres y adultos responsables de los pequeños se documenten con respecto a las señales diferentes que pueden dar indicios de ésta o cualquier otra problemática para recurrir a tiempo a ayuda y evitar a los pequeños toda la serie de dificultades que pueden derivarse por un mal manejo de la experiencia del niño.

¿Qué remedios o tratamientos pueden existir para la depresión infantil?
Lo más adecuado como se ve en la anterior respuesta es un acompañamiento amoroso, constante y vigilante para no dejar que se avance en cada dificultad y poder conseguir que el mismo niño nos guíe hablando de lo que siente, dirigiéndonos con sus respuestas (así no sean verbales) sobre el porqué de su comportamiento, su llanto , sus temores y cuáles son las situaciones, personas o escenarios que disparan en él  esa descompensación emocional, el solo estar al lado de los pequeños y conocerlos saber de sus reacciones en el día a día, da a los padres mayores posibilidades de su seguimiento, orientación y ayuda adecuada y a tiempo. 

¿Cómo se puede concientizar a los padres de este fenómeno para que estén alertas a los síntomas que pueden mostrar sus hijos?
Es desde antes de ser padres que cada generación debería estar educada y concientizada sobre la responsabilidad que implica el tener un hijo, son muchas las campañas, a nivel de los gobiernos y las diferente instituciones que velan por la infancia, pero no bastan cuando cada uno desconoce que el protegerse y tener un sexualidad responsable es uno de los factores que ayudaría a que nuestros niños sean traídos con amor a un medio y con unos adultos que en todo momento puedan desempeñarse como tutela y apoyo, seguridad y armonía dentro de un hogar conformado, para que quienes en él convivan se realicen tengan todos el apoyo permanente de ese grupo humano. Atención, dedicación, amor, vigilancia entre muchos aspectos, son básicos en cada etapa del desarrollo de un ser humano.